El andén



 "Me iré en el primer tren / hacia el amor sin fin de la distancia”. Ella, sentada al borde de la vía, espera su tren,  porque los trenes son como brazos alargados para abrazar un sueño imposible. Cuando los vemos pasar de lejos, se llevan un pedazo de nuestra alma en busca de no se sabe qué  felicidad: la ciudad remota, el país de los sueños, la vida cabalmente alcanzada, que siempre parece estar muy lejos, en una estación y un país a kilómetros de distancia. Ella espera al tren. ¿Quién le espera a ella? Ignora que lo más lejano está cerca y que el mejor destino del viaje está dentro. Donde vaya, se llevará su alma consigo. “Luego, el tren, al caminar, / siempre nos hace soñar”, canta Machado, mientras olvidamos que el abrazo y la alegría están aquí, y el mejor tren de nuestra vida ya ha llegado. Próxima estación: tú mismo.