A una barca rota
Nadie puede otra vez sentir la brisa
sobre el rostro y cantar desde tu popa;
eres sólo el recuerdo de una ola
y el rastro destruido de una risa.
¿Quién dejó derrumbarse con tu quilla
tanto ensueño de mar, tanta paloma,
costillar encallado entre las sombras,
esqueleto de amor, vela partida?
Hoy medito de bruces en la noche
que un día arribaré roto y varado,
a esta playa sin nadie y junto al faro
después de tanto afán y tanta brega,
para que así mirando al horizonte
me acune para siempre la marea.