Voces del alma

 

 

Las campanas son voces del alma del pueblo colgadas de una espadaña. Convocan a la algarabía de la fiesta y a la soleada cita dominical a la que no se resisten ni siquiera los que no van a misa. Doblan por un ángelus infinito sobre el arado y lloran  con el último adiós del moribundo, colgadas del irrenunciable crepúsculo de la vida. ¿Qué sería del pueblo sin sus puntuales y elocuentes tañidos de campana? Mudo, sin ritmo ni cantar, el pueblo se quedaría perdido en el espacio y el tiempo, desprovisto de su mapa interior y broncínea referencia. Como nuestro perdido corazón cuando se niega a escuchar las campanas con que Dios nos llama desde lo secreto a acudir a sus  misteriosas citas.