El perro del pescador



Decía Pitágoras. “Antes que al médico, llama a tu amigo”. Este viejo pescador no necesita llamarlo. Antes que llegue a puerto, después de su larga jornada de pesca, le está esperando con alegres ladridos. El otro día leí a un sabio filósofo que, ante el deterioro creciente de las relaciones humanas y los conflictos  de enfrentamientos culturales y hasta religiosos, pedía que imitáramos a los animales en su fidelidad y nobleza. La mente es un tesoro que Dios nos ha regalado para saltar por encima del espacio y el tiempo, para captar la dimensión espiritual y secreta del universo. Pero cuando el hombre la usa para encerrarse en sí mismo puede llegar a perversiones como la tortura, el racismo o el odio fanático. Este fiel perro del pescador, cerca  aún de la naturaleza primera,  seguirá esperándole en el puerto como no lo haría quizás ni su mejor amigo.