Allá va la nave



 

 

En el prólogo de La Nave de Gabriele d'Annunzio, Marco Gratico exclama: "¡Enfila la proa y zarpa hacia el mundo!" Es una frase que nos debíamos decir a nosotros mismos cada mañana, al despertarnos y emprender las actividades cotidianas. Cuentan de Pompeyo, el hábil marino que, al zarpar de Sicilia y advertirle que se enfrentaba con una gran tempestad, exclamó: Navigare necesse, vivere no necesse: "Navegar es necesario, vivir no lo es". En una palabra lo mejor de la vida es afrontarla como una aventura, un descubrimiento de mundos ignotos, un enfrentarse con el horizonte. Como el marino en busca de islas remotas con el horizonte del mar delante, se dice "allá va la nave". Nuestra misión es enfilar la proa, siempre con ilusión, hacia el infinito. Lo peor, quedarnos anclados en puerto sin bautizar los ojos por miedo a vivir.