El año del Quijote
Dos manchegos, orgullosos de sus molinos, visten las aspas para la fiesta y para el abrazo del viento. Como aquellos que confundió don Quijote con gigantes. Al menos eran molinos de dimensión humana. ¡Qué diría hoy al enfrentarse con esos estremecedores monstruos metálicos que asolan nuestros campos para proporcionarnos energía eólica! Celebramos el año del Quijote. En tiempos en que no abundan los soñadores, ni tampoco los locos-cuerdos que quieran desfacer entuertos en nuestros dolorido mundo, sino los demasiado “sensatos” que, pendientes de la cuenta corriente y los petrodólares, se desviven por la seguridad de sus inversiones y los “graneros repletos”. ¡Ah, caballero de la triste figura, danos tu lanza y tu escudo para salir de nuestras casillas y desvolvernos al aire libre y los horizontes, la capacidad de ensueño y el riesgo de la aventura!